Está claro que «les vale todo». Tanto quejarse de la falta de moralidad del PP y, resulta que están «recogiendo» todo lo que la derecha acomplejada ha ido desechando de sus listas electorales para integrarlos, deprisa y corriendo, de un día para otro, en sus candidaturas «verdes». Como bien decía ayer un dirigente del PP madrileño, en castizo, eso se llama «chaqueteo». Es verdad que éstos de la derecha corrupta y cobarde no están para dar lecciones a nadie, pero ya les conocemos. Los que han tardado poco en enseñar sus cartas, son los que «contraprogramaron» el debate televisivo con un acto en Las Rozas (Madrid), y a los que parece importarles poco o casi nada, la verdadera justicia social que necesitan los españoles, y que está tan alejada de las políticas económicas que proponen.
Porque estos «ultraliberales» que están empeñados en demostrar a las otras dos «derechas» que ellos son más de Trump, que el partido republicano norteamericano, solo tienen una «línea roja» que no pueden atravesar, y suponemos que impuesta por los mismos que les financian «la juerga». Y esa línea roja es citar, nombrar o insinuar, aunque sea de forma casi imperceptible, que gran parte de los problemas a los que se enfrentan España y Occidente en general, es el sionismo capitalista y liberal para el que las personas somos simples números en una cuenta de resultados, y al que cualquier tipo de valores, les importa menos que un pimiento. Por ahí, los «financiadores» de Vox no pasan, y por eso se cargaron a Fernando Paz, a pesar de ser una persona capaz, y más que válida, comparándola con el aluvión de presuntos «patriotas» que les llegan, sobre todo del PP.
Hablar del país que está machacando a los palestinos, o negar con argumentos, más que de peso, que la historia que cuentan los vencedores de la II Guerra Mundial, en algunos casos, es una «milonga» al más puro estilo de las películas de Hollywood, es «políticamente incorrecto» para estos nuevos salvadores de la Patria, que como ya hizo AP con la UCD, siguen recogiendo los restos «del naufragio». Y de un día para otro, y buscando ¡cómo no! el carguito correspondiente. Porque no es cuestión de esforzarse en trabajar. Eso queda para … otros.