A estas alturas ¿alguien puede dudar que lo que se está produciendo en España (por no hablar de todo Occidente) es una lucha espiritual entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal? No hace falta ser creyente, únicamente hay que detenerse a pensar en los movimientos sociales, legislativos, educativos y económicos, entre otros, que desde hace más de 70 años se están dando en toda Europa, incluida España.
Una muestra clarísima de la intención de acabar con la esencia Europea basada en nuestras raíces cristianas, es la propuesta de voladura de la Sagrada Cruz que corona el Valle de Los Caídos que es la más grande de Europa. La Cruz Cristiana es símbolo de la verdadera libertad, símbolo de la única religión que considera al ser humano como criatura creada a imagen y semejanza de Dios y como tal, “PORTADOR DE VALORES ETERNOS”, como son la dignidad y la libertad. Una Verdad radicalmente revolucionaria y tan opuesta a todo el resto que hay que defenderla sin medias tintas.
Lógicamente, una inmensa e impresionante Cruz ofende a los que nos pretenden esclavizar. Su desaparición es un punto más a cumplir en el programa político-social de los “anti-cristianismo” y los “anti-España”; un objetivo para la masonería en el Nuevo Orden Mundial que pretende imponer mediante la llamada “democracia”. De hecho, lo que la masonería busca desde su fundación es derrumbar la moral y la Ley Divina, redefinir el bien y el mal mediante el relativismo.
Su afán es acabar con el cristianismo y volar la Sagrada Cruz del Valle y todas las que se pueda. Que desaparezca la Iglesia de Cristo es primordial y lo están consiguiendo infiltrándose en la misma Curia de Roma, en los centros de enseñanza religiosa, mediante leyes infames que quieren sustituir la Familia cristiana por modelos de familia “abiertos a todas las posibilidades -mujer/mujer, hombre/hombre, en singular o en plural, da igual-”, y por supuesto, corrompiendo la infancia mediante la posibilidad legal que estas “familias” adopten, alquilen o compren hijos.
Sin duda, saben que la forma de alcanzar la victoria sobre la Luz de Dios es embrutecer a la persona, dejarla inerme en esta lucha a muerte. Inculcarle en el corazón y en la mente las consignas de los falsos derechos: derecho al aborto, derecho a la sexualidad sin dignidad, derecho a una falsa libertad…todo, menos la protección de la verdadera libertad del hombre, aquella que dijese el gran falangista José Antonio Girón, ministro de los primeros gobiernos de Franco (sanos todavía de liberalismo):
“Libertad del hombre para aclamar y amar a su Patria, para mandar en su hogar, para arrojar de él las pestes que le infectaban, libertad para trabajar sin el agobio del despido injusto y para percibir para sí y para su familia un salario decente. Libertad de ponerse enfermo, libertad de envejecer, libertad de tener hijos, libertad de participar en la Reglamentación de su trabajo, libertad de defenderse ante Tribunales independientes y, finalmente, señores, libertad de ser útiles a la Patria y libertad de adquirir nuevos derechos y con ellos nuevos deberes y libertad también de poseer el inefable goce de poder cumplirlos. Libertad de responsabilidad; es decir, libertad de poder llegar a tener sobre los hombros la máxima responsabilidad del país, la del mando y libertad por tanto de saber ejercerla”.
El mal ha ganado la batalla del lenguaje en primer lugar, si dices “Patria” eres lo peor, si defiendes la Familia tradicional eres retrógrado, si tienes sentido del deber y cumples con él eres “anti-demócrata”. Hay que defender la modernidad en su forma más degradante. Hay que seguir la letal hoja de ruta demoniaca. Una hoja de ruta que marca a nivel mundial las estrategias a cumplir por sus servidores. Cuenta con financiaciones millonarias, como por ejemplo la de la poderosa familia Rothschild con su propia logia, y cuenta con la gran influencia de organismos mundiales como la Unesco, la UE, la OMS, etc. Nunca han sido más peligrosos y fuertes y se sirven de medios hasta ahora desconocidos para emponzoñar las almas.
Pero, en su afán de destruir al hombre, quizás no se han dado cuenta de que frente al ejército de las sombras aún quedamos servidores a Dios, fieles a nuestras Patrias y defensores de la Verdad y la dignidad humana. Junto a éstos se van sumando, día a día, las almas puras de los inocentes asesinados en los vientres de las madres embaucadas por los esclavos de la muerte, las criaturas cuyo nacimiento se ha impedido por una sociedad que alienta y protege este auténtico holocausto. Cada niño asesinado es un alma que sin duda luchará contra el mal. Ya se ha dicho muchas veces, una sociedad que asesina a los más indefensos está condenada a desaparecer. En eso estamos.