¡España!

«No hagas caso de lamentos / ni de falsas emociones; / las mejores devociones / son los grandes pensamientos. / Y, puesto que, por momentos, / el mal que te hirió se agrava, / resurge, indómita y brava, / y antes de hundirte cobarde / estalla en pedazos y arde, / primero muerta que esclava.

Federico García Lorca

Fue en el año 1980 donde empezó el aquelarre separatista del 11 de septiembre, lo que se ha venido a llamar la «Diada de Cataluña». Con ella se conmemora y recuerda la rendición de Barcelona a las tropas borbónicas al mando del Duque de Berwick durante el transcurso de la Guerra de Sucesión Española, hechos acaecidos el 11 de septiembre de 1714. Año tras año, en esta jornada se hace una ofrenda floral en honor de Rafael Casanova, al que se utiliza como mito secesionista a pesar de que, según su familia, era un firme «patriota».

Pero ya desde finales del siglo XIX, esta fecha era conmemorada por un incipiente nacionalismo político catalán que basándose en la vieja historiografía romántica le daba una lectura alejada de la realidad histórica, utilizándola para justificar su proyecto político.

A esta mentira se la revistió de un corpus místico; y de la realidad se pasó a la ficción. Toda mística tiene sus liturgias y sus rituales y el más emblemático ritual es la visita a la estatua de Rafael de Casanova. El resultado es una Diada basada en falacias y tergiversaciones históricas no ya endebles, sino inexistentes. De esta manera perversa se impuso una visión completamente falsa en la que Cataluña se presenta como una nación sojuzgada y reprimida por España. Del falaz relato histórico se pasó a la institucionalización de esta mentira, mediante el adoctrinamiento de los niños y jóvenes catalanes en los centros educativos, inculcando en sus mentes el odio a España.

Con respecto a la ofrenda floral conmemorativa al conseller en cap Rafael Casanova, la Generalitat lo presenta como mártir de la caída de Barcelona cuando en realidad había muerto veintinueve años más tarde (en 1743) en su domicilio en Sant Boi tras recibir el perdón real.

La verdad es que el día del asalto final de las tropas borbónicas, Casanova estaba durmiendo y tras ser avisado se presentó en la muralla con el estandarte de Santa Eulalia para dar ánimos a los defensores. Herido de poca gravedad por una bala en el muslo. Casanova fue trasladado al colegio de la Merced donde se le practicó una primera cura. Tras caer la ciudad en manos de las fuerzas borbónicas, quemó los archivos, se hizo pasar por muerto y delegó la rendición en otro consejero. Huyó de la ciudad disfrazado de fraile y se escondió en una finca de su hijo en Sant Boi de Llobregat. Esta manipulación de la historia se ha prolongado hasta nuestros días convirtiéndose en una descarada mentira al servicio de la “construcción nacional”. Y lo que pasó es que, aquel 11 de septiembre de 1714, se salvó a Cataluña de la Generalitat acabando con el despotismo de las oligarquías. El final de la guerra supuso la finalización de tres siglos de decadencia de Cataluña y el inicio de su resurgimiento económico. Para acabar esta introducción histórica convendría recordar que los soldados que fueron derrotados el 11 de septiembre de 1714 frente a las tropas de Felipe V estaban mandados por el general Antonio de Villarroel, que en su última arenga les recordó: “estáis luchando por nosotros y por toda la nación española”.

Pero es necesario recordar cómo empezó la celebración de la «Diada» en la actualidad.

Todo empezó con la Constitución del 78. Esta Constitución se redactó para favorecer a los que no creen en España y quieren romperla. Se introdujo un nuevo y falso concepto en la historia de España: En concreto el título VIII y en el art.2 de la nefasta Constitución del 78 donde se reconocen los conceptos de “nacionalidades históricas” y de “comunidades autónomas”.

No solo se cometió esta aberración jurídica y falsificación histórica, sino que se fragmentó a España en 17 comunidades enfrentadas, lo que ha supuesto un fracaso económico (un gasto desorbitado) pero lo que es más grave, un fracaso territorial y un debilitamiento del Estado que ha perdido su esencia como suprema unidad orgánica de convivencia. Todo este proceso se ha agravado por la complicidad de los sucesivos gobiernos -tanto de derechas como de izquierdas- que han cedido alegremente a las exigencias de los que odian a España.

Nuestra Patria está ante su propia desestructuración, con la amenaza separatista de Cataluña y las Vascongadas. Estamos padeciendo una de las mayores épocas de corrupción, el nivel de paro más grande de Europa y una decadencia moral y espiritual muy peligrosa.

Por todo esto La Falange exige la suspensión de la autonomía catalana y la suspensión del injusto e insolidario cupo vasco, así como la total disolución del Estado de las autonomías. Así mismo nuestro movimiento aboga por la inmediata ilegalización de partidos, movimientos y organizaciones que atentan contra la sagrada unidad de España.

La Falange cree que ya ha llegado el momento de aplicarse contra los separatistas. Hay que acabar de una vez por todas con las desigualdades territoriales de nuestra España y avanzar con paso firme y seguro hacia la Justicia Social de todas las regiones, en especial de las más desfavorecidas.

SEPARATISMO ES DIVISIÓN ENTRE HERMANOS

DEFENDAMOS LA UNIDAD DE ESPAÑA Y EL FUTURO DE NUESTROS HIJOS

Benigno Martínez, Jefe Territorial de La Falange en Cataluña

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¡Defender España no es delito!

#Españasedefiende

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#SomosLaFalange

#BlanquernaAbsolución