Aunque no te lo expliquen ni los periódicos ni las televisiones y en casi ningún sermón lo mencionen, hoy sí es el día de España y no antes de ayer.

El 8 de diciembre es el día de la patrona de España y de nuestra Infantería. Y lo es por los hechos heroicos de unos soldados españoles del Tercio en Flandes y el milagro que obró la Santísima Virgen Inmaculada Concepción con ellos.

Ni los medios ni el gobierno te explicarán lo que allí sucedió pues pretenden reducir a España a la nefasta Constitución del 78 con la que nos torturaron hace un par de días. Pero España es muchísimo más que ese pacto antiespañol: España es una verdad fundamentada en la Fe, en el genio y la bravura de sus hijos y en su vocación universal. Por todo eso si los falangistas hemos de capitular lo haremos también después de muertos…

Aquí tienes lo sucedido el 8 de diciembre de 1585:

«Durante la guerra de Flandes, que recordemos, también se le llama la guerra de los 80 años, se desencadenaron muchos hechos de armas, asedios, sitios, batallas… pero sucedió uno épico y extraordinario que se llamó “El milagro de Empel“.

Andaba por esos lares el Tercio Viejo de Zamora formado aproximadamente por 5.000 aguerridos soldados españoles mandado por el Maestra de campo Francisco de Bobadilla. En diciembre de 1585 las tropas españolas se encontraban sitiadas en lo que llamaban “la isla de Bommel”, un terreno tierra adentro rodeado por dos ríos -el Mosa y el Waal-. La escuadra del almirante Holak cercaba las posiciones del Tercio español, la situación de los de Bobadilla era desesperada, y con estas Holak propuso rendición.
La respuesta española no se hizo esperar «Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos». Por aquel entonce en esas zonas que eran inmensos lodazales una táctica militar de los holandeses consistía en abrir los diques de contención para inundar la campiña unas veces, y según las mareas, el agua te llegaría a las rodillas o al cuello  o te inundaba mas de 5 metros bajo las aguas; los españoles viendo la situación se replegaron al único sitio elevado que sobresalía del agua a duras penas una pequeña loma llamada, no sin pocas pretensiones, el monte de Empel.
La escuadra holandesa se aprestaba a llegar con la crecida hasta el emplazamiento del tercio y cañonearlos a placer, allí comenzaron los españoles a parapetarse para aguantar los continuos bombardeos de los barcos y de un fuerte que se encontraba en la otra orilla del río. Cuando un soldado estaba excavando su trinchera, encontró un cuadro de la Inmaculada Concepción. Rápidamente los soldados se agruparon alrededor y colocando el cuadro sobre la pared de una vieja iglesia, comenzaron a rezar y a encomendarse a la Virgen.
 El Maestre Bobadilla a continuación arengó a sus tropas: “¡Soldados! El hambre y el frío nos llevan a la derrota, pero la Virgen Inmaculada viene a salvarnos. ¿Queréis que se quemen las banderas, que se inutilice la artillería y que abordemos esta noche las galeras enemigas?” “¡Sí queremos!”.

Esa noche la temperatura bajó de forma inusual por esas tierras y un viento huracanado heló las aguas del río Mosa. Por la mañana los españoles viendo que podían caminar sobre las aguas heladas, con furia se lanzaron al ataque, sobre los barcos flamencos que permanecían bloqueados por el hielo, quemando algunos de ellos y capturando otros. Toda la flota holandesa cayó en manos españolas. Esa misma madrugada, los soldados enfurecidos por el duro castigo que habían sufrido por el bombardeo incesante del fuerte, cargaron contra él capturándolo a sangre y fuego.

El almirante Holak en su huida pronunció la frase: “Tal parece que Dios es español al obrar, para mí, tan grande milagro”. La Virgen de la Inmaculada Concepción fue tomada desde aquel día como patrona de los Tercios y hoy en día es la patrona de la Infantería Española y también de España.