El pasado jueves y en la Iglesia de Santiago Apóstol de Madrid se celebró el funeral por el alma del voluntario español Ramón Rull caído en Siria. Simón de Monfort nos narra lo que ocurrió en ese combate:
Teníamos claro que el primero de mayo, tras un mes de entrenamiento en equipo, y de aprendizaje de todo tipo de armamento que pudiera caer en nuestras manos… DSHK, RPG 7, mortero, BKC/PKM, Dragunov, granadas, etc. además de instrucción en patrulla en campo y población, combate urbano, minas… y clases de formación ideológica y de kurmanji, estábamos preparados.
Hacía días que habíamos pedido a nuestros mandos el ser enviados a Der Azor, en Siria. Donde nos constaba que se iniciaba una operación contra DAESH. Allí se estaban haciendo fuertes los terroristas, e incluso se especula que Al Baghdadi, su pretencioso califa, se refugiaba allí.
Como siempre, tras ser aceptada nuestra petición, en Kurdistán los tiempos corren más despacio, pero cuando llega el momento todo son prisas. Nos avisaron de repente que estuviéramos listos para salir. Y salimos camino de la primera misión de este equipo, casi todos españoles y con experiencia militar previa.
Llegamos tras un viaje de un día, no por la distancia sino por las esperas, a nuestro nuevo destino. Una unidad de la KSD (milicia árabe adscrita a la SDF) y donde apenas nos dio tiempo de dejar nuestras cosas. En el almuerzo el general de la zona nos dio la bienvenida. Nos dijo que en una hora estuviésemos listos para salir y que esa misma tarde a las 17:00 horas empezaba una operación. Se trataba de tomar una posición dominante de unas antenas repetidoras, situadas en la cima de un monte y que protegía un gran valle con una población, también del Daesh y a la que posteriormente de tomada la antena atacaríamos.
Una intensa lluvia retrasa nuestra salida de la base, pero finalmente partimos hacia el frente. En una posición avanzada dejamos nuestro coche y nos subimos en dos vehículos de la milicia árabe. A toda velocidad atravesamos un terreno desértico y finalmente llegamos al punto de partida de la operación. Nos indican la situación, una excavadora limpia el montón de tierra que corta el camino hacia la posición del DAESH. Primero avanzará un camión blindado, con un dispositivo que le precede, de una línea de ruedas macizas que detonaría cualquier mina puesta en el camino. Tras este varios humvees y vehículos con Doshkas. Nosotros nos subimos en el primer vehículo que abría el camino. El avance era lento y con mucha tensión por si nos esperaba algún IED en el camino. A unos 500 mts de la antena el compañero español Baran abatió dos çetes con su Dragunov, uno en la caseta junto a la antena y otro en el tejado de una casa.
Seguimos avanzando y ya estamos en medio de las construcciones de los malos. De repente desde una de las casas nos empiezan a disparar, se comunica y recibimos autorización para intervenir. Se abre el portón trasero del camión que a la vez son las escaleras de forma hidráulica, y bajamos prestos a tomar la posición. Avanzamos en posición de ataque camino de nuestro objetivo. A unos 200 mts de la casa le lanzo un rocket con la RPG que entra directamente por la puerta, seguimos avanzando, Baran cubre con disparos frente a la puerta, Kendal, Karuan y yo nos apostamos junto a la puerta y bajo la cobertura de Baran lanzo una granada de mano al interior, tras cubrirnos por la explosión nos disponemos a entrar. Cuando yo me estoy reincorporando Kendal ya está entrando entra a la carrera con el ansia del guerrero que no quiere que se le escape la presa… apenas me asomo al interior, una gran explosión me golpea de lleno. Tendido en el suelo y aturdido por el impacto, observo como la metralla me ha alcanzado ambas piernas y brazos, además de la cara, siento haber perdido un ojo y el oído derecho pues la sangre me tapa la visión, no puedo tocarme, los dedos de ambas manos los tengo destrozados…la peor parte se la ha llevado Kendal, imposible haber sobrevivido a tamaña explosión.
Apenas nos hacemos cargo de la situación nos empiezan a llover disparos del DAESH la casa fortificada era un búnker con defensas internas. Salimos arrastrándonos de allí, con los codos como único medio pues las piernas y brazos estaban hechos un colador. Karuan me trata de ayudar pero no sabe de donde agarrarme, ademas la sangre le corre también por la cara pues tiene un ojo afectado. Baran nos alcanza y tras ponernos en una zona a cubierto se lanza a entrar en la casa. Comprueba que el cuerpo de Kendal está literalmente partido en dos, no ha sufrido y seguro que con su premura nos ha salvado al resto de correr la misma suerte. Baran limpia de ratas la casa y regresa con nosotros. Tratamos de salir de allí pero se complica. El DAESH nos dispara desde nuestra izquierda, y los compañeros árabes creyendo que no hay supervivientes de la explosión creen que somos DAESH que avanzamos contra ellos. No es que estemos en medio de un fuego cruzado, es que todos nos disparan a nosotros.
Esperando el momento de salir de aquella zanja llega el mayor susto… un caza americano se nos viene encima, creemos oír hasta la apertura de compuerta para bombardearnos… rezamos a la Virgen, hasta nuestro compañero comunista lo hace, milagro o no el caza pasa de largo y sentimos fuerzas para salir dirección de los nuestros. Por suerte tienen mala puntería y entre los disparos que nos dedican tanto de AK como de DSHK logramos hacernos oir…”¡¡Heval, Heval..!!” («¡¡Camarada, Camarada!!»)…por fin nos reconocen y logramos llegar a ellos. Los primeros que salen a nuestro encuentro son los camaradas españoles que no dan crédito a que hayamos salido de esa… bueno todos no. Allí quedó Kendal, inmolando su vida por un combate justo, y salvando la vida de los compañeros entregando generosamente la suya. Honor y Gloria a los héroes como Kendal que han entregado su vida en defensa de la humanidad, contra la barbarie terrorista radical islámica. Por sus convicciones y credo.
La celebración religiosa congregó a camaradas y conocidos de Ramón, así como a muchos que, desde la admiración a estos españoles que están dispuestos a encontrar gloriosa muerte por la justa causa de los perseguidos, les siguen desde la página de facebook «Apoyo Voluntarios Españoles contra el DAESH«. Entre los asistentes no faltó nuestro Jefe Nacional, Manuel Andrino. Ni tampoco el jefe de prensa del sindicato TNS, Jesús Muñoz: Jesús, como portavoz de la plataforma de apoyo a estos voluntarios, tomó la palabra en un emocionante discurso antes de ser entonado el «Yo tenía un camarada» por los presentes.
Triste España «oficial» que ignora a sus hijos más ejemplares. Pero nosotros que somos, en Verdad, España ni los olvidamos ni los ocultamos y rendimos el digno homenaje que merecía el camarada caído.