Buenas tardes camaradas y amigos:
En primer lugar quisiera dar las gracias a los organizadores del Homenaje a Ion Mota y a Vasile Marín, por permitirme hablar en nombre de los falangistas en este acto, que es continuación del celebrado esta mañana.
A algunos, desde ciertos ambientes nacional patriotas, nacionalsocialistas, e incluso falangistas, les molesta y nos reprochan, el que se organicen y participemos en este tipo de Homenajes, intentando minimizarlos e incluso deslegitimarlos, diciendo que a nadie importan y a pocos preocupan.
Pues bien. He de decirles a estos acomplejados, que si reniegan de nuestra historia, de nuestros héroes y de nuestros Caídos, más les valdría que cambiaran de bando –si es que alguna vez estuvieron en el nuestro- y que preferimos mirar a nuestros enemigos de frente, a tener que hacerlo a nuestra espalda para ver quién nos puede dar la puñalada trapera.
Quisiera pedir disculpas a nuestros camaradas rumanos, -seguidores de aquel movimiento legionario capitaneado por Codreanu-, por la actitud cobarde, traidora y estúpida de este pueblo español, que ahora pretende silenciar lo que hicieron Mota y Marín, cuando recorrieron miles de kilómetros para venir a morir a España, en defensa de unos valores que hermanaron para siempre a falangistas y a legionarios rumanos, regando con su sangre generosa los campos y las tierras de España.
Suponemos que hasta para eso la actitud de los pueblos rumano y español será coincidente a la hora de intentar criminalizar nuestras ideas, en virtud del “pensamiento único” que impera en base a los dictados del liberalismo, del judaísmo y de la masonería, que nos ven como verdaderos enemigos a batir.
Hasta la llegada a los campos de batalla de los primeros legionarios rumanos en el año 1936, pocas noticias se tenían en España de aquel movimiento que tanta similitud tenía con el incipiente nacional-sindicalismo creado por Ramiro Ledesma y por José Antonio Primo de Rivera.
Y es que aquí se tenía una imagen muy vaga y distorsionada de lo que era Rumanía; como allí se conocía poco o nada, de lo que había podido pasar en España, para llegar a un enfrentamiento civil de tal magnitud y consecuencias.
Por eso tiene más valor, la coincidencia existente entre ambos movimientos nacionalistas a la hora de encarar los problemas que tenían planteados nuestras respectivas naciones, y el que llegaran a conclusiones muy parecidas para intentar resolverlos, a pesar de la enorme distancia que les separaba.
Para demostrar la legitimidad de sus doctrinas, José Antonio y Codreanu no utilizan los métodos de los hombres de ciencia ni los de los filósofos.
No necesitan hacer demostraciones, porque emplean la verdad como arma suprema para desmontar las posiciones ideológicas del adversario.
Para los falangistas y para los legionarios de la Guardia de Hierro, el relativismo impuesto por la revolución francesa, es el culpable de la situación de ruina moral y de valores que sufren nuestros pueblos y que hoy padecemos en Europa en mayor medida.
El Jefe Falangista, y el Jefe Legionario demuestran con hechos que piensan de una manera y actúan de la misma, sin caer en contradicción alguna.
Ambos creen en el heroísmo de la lucha que plantean, y la llevan hasta sus últimas consecuencias, teniendo claro, que si bien no van a entregar su vida de manera absurda, lo aceptan como parte del sacrificio que han de pagar por su manera de vivir y de pensar.
Y es curioso que ambos murieran de forma incomprendida para la mayor parte de sus conciudadanos, mientras sus enemigos –que si lo tenían claro- no solo se limitaban a eliminarlos físicamente, sino que han querido acabar con su pensamiento y con su recuerdo.
Algo que es materialmente imposible que suceda con estos mártires de la fé cristiana y del nacionalismo europeo.
Cómo mártires y cruzados de la fé fueron ION MOTA y VASILE MARIN, cuyo sacrificio debería perdurar por siglos en la conciencia del pueblo español y del rumano.
Unos pueblos que están siendo manipulados y estigmatizados por una clase política que sirve a bastardos y oscuros intereses cuyo único referente es el poder económico y financiero en manos del sionismo con residencia en Londres o en Whasington.
Unos poderes que han anulado la capacidad de raciocinio de nuestros pueblos en nombre de una supuesta “democracia”.
Esa gigantesca mentira que promueve leyes genocidas como la del aborto, para asesinar a miles de inocentes en los vientres de sus madres; o la de Memoria Histórica, que pretende reinventar la Historia, manipulando lo sucedido, e intentando criminalizar la memoria de quienes se levantaron contra la barbarie, el caos, la persecución religiosa y el asesinato como arma política.
No seremos los falangistas los que hagamos distingos entre quienes quieren ser criminalizados por esta basura nacida de la Constitución del 78.
Y aunque lógicamente no representen lo mismo, se merecen los mismos honores, independientemente de su condición de militares, de falangistas, de requetés, o de combatientes alemanes, italianos y por supuesto, RUMANOS.
Camaradas que habéis venido estos días de Rumanía o que vivís desde hace años entre nosotros, sabed que como seguidores de la Guardia de Hierro, contáis y contaréis siempre, con nuestro reconocimiento, y con nuestra lealtad más sincera.
Camaradas MOTA y MARÍN, ¡¡PRESENTES¡¡