Cómo habrá tenido que ver el Tribunal Constitucional la sentencia que en su momento dictó el Tribunal Supremo condenando a nuestros camaradas a penas elevadas de prisión por el llamado caso «Blanquerna», para que haya tenido que anular dicha sentencia casi en su totalidad.

Y es que el Estado, al frente del cual se encontraban en esos momentos los representantes de la derecha cobarde y traidora del PP, intentó silenciar de forma ilegal la voz de los patriotas que nos atrevimos a denunciar el golpe de estado que ya se estaba produciendo entonces contra la Unidad Nacional de España.

No les debió parecer suficiente el escarnio público que promovieron a través del parlamento español, de los medios de comunicación del sistema, de la represión indiscriminada lanzada por policías y fiscales y de la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Madrid, que tuvieron que utilizar de forma torticera y retorcida al Tribunal Supremo.
El mismo Tribunal Supremo que es usado sistemáticamente por unos y por otros cuando están en el gobierno, para dictar sentencias al dictado del inquilino de la Moncloa y que vulneró escandalosamente los derechos fundamentales de aquellos que interrumpieron el aquelarre separatista que se estaba produciendo en la llamada «embajada» de Cataluña en Madrid, y que denunciaron de forma pública y llamativa lo que nadie parecía querer ver, y que no era otra cosa que la insurrección de un gobierno autonómico contra España.

Cualquier condena que a partir de ahora dicte el Tribunal Supremo contra los falangistas y otros patriotas encausados por dicho asunto será injusta y ni su represión ni su odio, conseguirán nada más que reafirmarnos en la lucha ante lo que se avecina.