Uno de nuestros puestos informativos ha sido atacado este lunes en la estación de tren de Parla (Madrid). Después de toda una tarde recibiendo el apoyo y aliento de muchísimos vecinos, se ha acercado un grupo de inmigrantes negros. Mientras unos grababan, otro nos increpaba y acababa tirando una de las mesas antes de salir corriendo.

Esta escoria inunda nuestros barrios y ciudades y todo gracias a las políticas suicidas de la casta dirigente que no sólo no les sufre, sino que les utiliza de mano de obra barata para sus jardines, obras o cultivos mientras sus parejas o «parejos» disfrutan de relaciones interculturales. Esta escoria, foco de delincuencia y beneficiaria de las ayudas sociales que se les niegan a muchos españoles necesitados, pretenden además imponerse por la violencia y decidir quién puede expresarse y quién no en nuestro propio país.

Pues a La Falange no la van a callar ni estos animales ni todo este sistema que les protege. Un sistema que no duda en perseguir con extrema dureza al patriotismo mientras aplica la total impunidad para hechos de este tipo. Prueba de ello ha sido, una vez más, la mezquina actitud de la Policía Nacional: No sólo no detuvieron al cobarde protagonista del vídeo que fue retenido por un militante de La Falange, sino que acabaron amenazando a nuestro camarada con denunciarle por delito de odio.

Sucesos como éste nos reafirman más si cabe en nuestro camino y en nuestra revolución. Hay que acabar con tantos zánganos, convidados de piedra y traidores para así recuperar el orgullo y la alegría de ser España.

Por supuesto nuestras mesas continuarán llevando el grito de Patria y Justicia a nuestros compatriotas.