Yo no fui a votar, por lo tanto pertenezco al partido mayoritario, del 36% de italianos que no han ido a las urnas. Si añadimos un 4% de papeletas blancas, resulta que el 40% de los italianos no se consideran representados por algún partido de este sistema.

Cuidado, no pretendo que me ofrezcan la opción del Partido Nacional Fascista o del Partido Fascista Republicano, porque para eso se necesitaría un jefe del espesor de Benito Mussolini, que no lo hay. Pero incluso siguiendo la línea del mal menor, he tenido noticias que incluso los pequeños partidos «antisistema», que surgieron en el bienio de la farsa pandémica, están plagados de masones, corruptos, drogadictos,… y están comprometidos con entidades mundialistas, usureras o sionistas.

El partido que ha ganado las elecciones es de derechas. Su jefe es una chica lista que empezó como militante en el Fronte della Gioventù (departamento juvenil del Movimento Sociale Italiano de Giorgio Almirante). Al disolverse dicho movimiento siguió militando en el partido que lo sustituyó, Alleanza Nazionale (fundado por el corrupto ex jefe del frente de la juventud Gianfranco Fini). Al disolverse dicha Alianza Nacional fundó el actual Fratelli d’Italia. Éste, en los últimos 10 años, ha sido el único verdadero partido de oposición, pero cuando realmente se necesitaba tal oposición, es decir en los últimos 2 años (con la persecución a los que no nos quisimos prestar a la experimentación farmacéutica, pasaportes sanitarios, la privatización de recursos estatales, las sanciones contraproducentes a Rusia, el envío de armas a Ucrania), este partido se alineó con la tiranía del gobierno «técnico». Y, para que no quedaran dudas de su fidelidad al «estado profundo» multinacional, Giorgia Meloni no ha perdido ocasión para afirmar lo contrario de lo que decía al principio de su militancia («el Fascismo es el mal absoluto» y acatamiento de directivas de autoridades internacionales como UE, OTAN, OMS y demás gángsters). Para rematar su subordinación al poder de las narcoplutocracias, la muy lista se hizo miembro del Aspen Institute (patrocinado por Rockefeller).

En conclusión, tenemos la efímera satisfacción de que se puedan liberar los puestos claves visibles de los ineptos, corruptos y traidores pertenecientes a la alianza usureros-izquierdas, pero los que los relevarán serán, en el mejor de los casos, maniatados por los chantajes de los poderes ocultos nacionales e internacionales. Esto quiere decir que, en un momento crítico a nivel energético y económico como el actual, con toda la buena voluntad, este partido de derechas y su coalición no podrán resolver ni los problemas presentes ni los venideros y las izquierdas, en no más de un año, tendrán pretextos suficientes para afirmar que todo es culpa de las derechas y, por artificiosa propiedad transitiva, del Fascismo. Me gustaría poder ser optimista pero, por cómo conozco Italia, siempre más me parece que no hay solución pacífica a este desastre. ¡CAFÉ!

Ricardo Gentile