Recientemente, según informa la prensa,  el Ayuntamiento de Jumilla ha 
iniciado, instigado por la organización comunista Izquierda Unida, la 
destrucción de símbolos que representen el Estado Nacional, y recuerden 
a jumillanos asesinados por bandas de milicianos marxistas, predecesores 
ideológicos de los comunistas actuales.
El concejal comunista Benito Santos, puño en alto, símbolo del odio y la 
violencia marxistas.


Si los primeros en el tiempo se dedicaron a asesinar a sus adversarios 
políticos, personas religiosas y destruir el patrimonio artístico y  
religioso, sus herederos ideológicos se dedican a destruir la historia, 
asesinar el recuerdo de sus víctimas e intentar borrar sus crímenes. 
Todo ello amparados en una sectaria ley de Memoria histórica que nada 
tiene de histórico, que sólo busca la criminalización de todos los 
adversarios políticos del marxismo criminal.

Desde la Falange recordaremos siempre, y ayudaremos a los jumillanos a 
recordar la historia de crímenes y terror que los rojos impusieron en 
esta ciudad, iniciando en breve una serie de acciones informativas en el 
municipio por parte de nuestro movimiento.

En primer lugar, en la Iglesia de El Salvador de Jumilla aparece una 
placa que recuerda a 9 jumillanos y a José Antonio Primo de Rivera, 
todos ellos Caídos por Dios y por España. Dicha placa será destruida en 
breve si se cumplen las amenazas del ayuntamiento.

Estos son los nombres que aparecen en esa placa que pertenecen a 
personas que fueron asesinadas por los marxistas en los primeros meses 
de la Cruzada:

Jesús Martínez Eraso era un estudiante de 18 años, afiliado a Falange, 
que fue detenido el día 16 de marzo de 1936 (¡¡¡4 meses antes del 
Alzamiento!!!), y ese mismo día sacado a la fuerza del cuartel de la 
Guardia Civil por  una banda armada de marxistas y torturado y 
asesinado, dejando su cadáver abandonado en la calle. Entre sus asesinos 
estaban Blasa Herrero Guardiola, alias la Zahoriza, Francisco Martínez 
López y Diego Simón Moya.

Juan Gomáriz Palazón era un peón agrícola de 29 años, afiliado a 
Falange, que fue detenido el 23 de julio de 1936 por bandas armadas 
comunistas en Murcia y llevado a Jumilla, en donde se le fusiló a las 
afueras de la ciudad.

José Martínez Martínez tenía 33 años el 9 de agosto de 1936, sin 
afiliación política, cuando una banda armada de miembros del partido 
comunista, dirigida por Ramón Fernández Baeza, lo sacó de su domicilio y 
lo llevó al cuartel de la milicias, de donde, tras torturarle, fue 
sacado para fusilarle en la plaza del Rey don Pedro. Dejó 7 huérfanos. 
Sus asesinos fueron Salvador y Juan Gil Lucas, y Juan Gómez Ruíz.

Domingo Navarro Carrión, que fue peón agrícola, de 72 años, de ideas 
políticas conservadoras, se encontraba el 9 de agosto en la fonda de la 
localidad cuando milicianos comunistas le detuvieron para llevarle al 
ayuntamiento de la ciudad. Tras interrogarle y torturarle, fue llevado 
por los milicianos José Sánchez, alias el Tuerto Judas, y Juan Antonio 
Sagrado, alias el Forastero, al paseo de la Asunción, en donde le 
dispararon por la espalda en varias ocasiones.

Alfredo García Mira era un comerciante de 37 años, afiliado a Falange, 
fe detenido en una finca de su propiedad el 15 de agosto por Antonio 
Martínez Pérez, alias Paito, Juan Guardiola Molina, alias Zorro, y 
Pascual Hernández Gómez, alias Urdiel, milicianos comunistas de Jumilla, 
que en el traslado a la localidad lo asesinaron tirando su cuerpo a la 
cuneta en el kilómetro 1 de la carretera de Yecla a Jumilla. Dejó 3 
hijos huérfanos.

Diego Cerezo Bernal-Quirós era empleando municipal, y simpatizante del 
partido monárquico Acción Popular, por lo que fue detenido el 24 de 
agosto de 1936, y conducido por los milicianos comunistas Juan Martínez 
Guardiola, Julio Martínez Molina, y Salvador García, alias Marino, a la 
carretera del puerto de la Losilla a Yecla, en donde lo asesinaron y 
abandonaron el cadáver.


Pedro Luis Pérez de los Cobos tenía 48 años, y había sido concejal 
conservador en 1931, lo que le valió ser detenido el 31 de agosto de 
1936, en su finca de Pinarejos, por una banda armada formada por varias 
milicianas, entre ellas Blasa Herrero Guardiola, alias la Zahoriza, y 
milicianos entre ellos los "Panza Morena", padre e hijo, Fernando 
Iniesta, alias el Capullo, y el "Peseta". Fue llevado al cuartel de las 
milicias, torturado y más tarde llevado por la carretera de Murcia  en 
donde se le asesinó y abandonó el cadáver.

Otros asesinados

Pero no todas las víctimas de las matanzas de las bandas armadas de 
milicianos comunistas, anarquistas y socialistas son recordadas en la 
placa de la Iglesia de El Salvador. Otra decena de personas sufrieron la 
persecución, tortura y asesinato a manos de los predecesores ideológicos 
de quienes quieren que, por ley, se borren sus crímenes y se convierta 
en culpables a sus víctimas:

Pedro Cutillas Sánchez, de 22 años, mecánico y afiliado a Falange, que 
fue detenido, sacado de la cárcel por una turba marxista, torturado y 
asesinado también el 16 de marzo de 1936, junto con Jesús Martínez 
Eraso. Entre sus asesinos estaban Blasa Herrero Guardiola, alias la 
Zahoriza, Francisco Martínez López y Diego Simón Moya.

Constantino Porras Tomás, de 74 años, propietario, asesinado en el 
asalto a su finca, también el 16 de marzo de 1936, por una banda armada 
formada por militantes marxistas entre los cuales estaban Blasa Abellán 
Gómez y Juan Coloma Navarro.

Cayetano García Martínez, de 41 años, sacerdote, detenido el 15 de 
agosto en Lorquí, de donde una banda de milicianos armados lo 
trasladaron a Jumilla, y tras torturarle en el ayuntamiento lo 
condujeron hasta la carretera de la Venta del Olivo en donde lo 
asesinaron. Formaban entre los asesinos Pedro Ceferino y Ángel Calvache.

Roberto Bernal Pérez, de 42 años, empleado municipal, detenido también 
en Lorquí, por la misma banda que el anterior, asesinado por los mismos 
criminales en el mismo lugar. Dejó una hija huérfana.

Juan Ochando González era un peón agrícola, de 49 años, que fue detenido 
frente a la puerta de Correos de Jumilla el 9 de agosto de 1936 por la 
misma banda que asesinó a José Martínez Martínez, dirigida por Ramón 
Fernández Baeza, que lo llevó al cuartel de la milicias, de donde, tras 
torturarle, fue sacado para fusilarle en el paseo de la Asunción. Sus 
asesinos fueron José Sánchez, alias el Tuerto Judas, y Juan Antonio 
Sagrado, alias el Forastero. Dejó 6 hijos huérfanos.

Francisco Pérez Ruiz era panadero, de 38 años, afiliado a la Derecha 
Regional, que fue detenido en Murcia y llevado a la sede del Partido 
Comunista en Jumilla, donde fue interrogado y torturado, y más tarde se 
le llevó a las escaleras de la Estación, en donde fue asesinado.  Los 
asesinos eran los militantes comunistas que le trajeron desde Murcia.

Manuel Sánchez Molina tenía 50 años, era agricultor y afiliado a la 
Derecha Regional. El 2 de octubre de 1936 fue sacado por una banda 
armada de milicianos marxistas, y llevado al cuartel de milicias. Tras 
interrogarle, fue llevado a la carretera de Jumilla a la Venta del 
Olivo, en donde le dispararon y dejaron por muerto. Herido llegó hasta 
su domicilio, en donde falleció al día siguiente por las heridas 
producidas por armas de fuego.  Entre sus asesinos estaban Cecilio 
López,  Manuel Cuartillo, y un tal Calero.

Evedesto Vidal Ferri, de 22 años, sin filiación política conocida, 
vecino de Pinoso, en Alicante, asesinado en la carretera del Puerto de 
La Losilla a Yecla.

Francisco Belda Beltrán, minero de 40 años, derechista, y vecino de 
Hellín, Albacete, que fue asesinado en la carretera a Minateda.

Estas personas, asesinadas por causa de su ideología política o práctica 
religiosa dejarán de ser recordadas en Jumilla gracias a una ley 
sectaria y a la insistencia de los comunistas en que ese instrumento de 
odio contra sus enemigos, contras quienes sufrieron sus crímenes o 
contra quienes les vencieron, evitando que pudieran seguir 
perpetrándolos, sea aplicado cuanto antes.