UN DEBER INELUDIBLE DEL ESTADO
Es obligación de cualquier Estado proporcionar a sus ciudadanos el mayor bienestar material y espiritual posible, sobre todo pensando en todos aquellos que sufren carencias.
Es inadmisible que mientras en España hay niños que pasan hambre, familias que no llegan a fin de mes o que no pueden permitirse el “democrático lujo” de tener una vivienda, el Estado destine la mayor parte de ayudas y viviendas sociales a extranjeros, siendo muchos de ellos los que viven de negocios ilegales o como parásitos de la subvención de los que sí pagamos impuestos.
Nuestros gobernantes no pueden dejar a los españoles más necesitados sin recursos sociales y entregárselos a los que llegan de otros lugares. Y es eso lo que actualmente está sucediendo en nuestro país por culpa de unos políticos que se disfrazan de hipócrita humanidad pero que, por pertenecer a la casta dirigente, viven demasiado alejados del sufrimiento económico de millones de españoles a los que han abandonado.
Si cualquiera quiere ejercer la caridad antes con los de fuera que con los propios está en su derecho de hacerlo, pero con su dinero. Pero no tiene legitimidad ninguna para hacerlo con el dinero de todos y menos, para más vergüenza, desde su privilegiada situación y dando lecciones de solidaridad.
SÓLO LOS RICOS PUEDEN PERMITIRSE EL LUJO DE VIVIR SIN PATRIA O CON UN GOBIERNO QUE NOS CONVIERTA EN CIUDADANOS DE SEGUNDA EN NUESTRA PROPIA TIERRA.
Cualquier trabajador social sabe bien a quién se destinan los recursos y lo contraproducente que es haber creado auténticos “profesionales” de vivir sin pagar ni vivienda ni impuestos, de la delincuencia o con trabajos en negro, y además, cobrando ayudas: ayudas por hijo, gratuidad de libros de texto, becas comedor, cheques para luz, agua y gas,… Mientras se desahucia a españoles que sobreviven de la miserable pensión de sus padres.
La España de lo políticamente correcto ha convertido hoy a los españoles en ciudadanos de segunda. Nos asfixian con deberes y obligaciones mientras son otros los que disfrutan de los derechos. Familias españolas que tampoco pueden permitirse el “democrático lujo” de tener varios hijos y educarles porque se ven obligados a tener dos sueldos para pagar un techo, mientras otros viven sin trabajar y cada nuevo hijo supone un beneficio económico.
Trabajo, vivienda y seguridad son problemas muy reales para demasiados españoles; por no hablar de la falta de relevo generacional o de la deuda pública impagable que condenará a las próximas generaciones. Pero Gobierno tras Gobierno seguimos destinando preferentemente lo público a los de fuera y permitiendo la llegada masiva de inmigrantes. Sin duda existe un enorme interés para acabar con todo bienestar social, además de sustituir nuestra población por foráneos de culturas incompatibles.
España necesita un cambio radical de rumbo para revertir esta injusta y peligrosa realidad.
NUESTRA RAZÓN DE SER ES CONQUISTAR LA JUSTICIA SOCIAL, SOBRETODO PARA AQUELLOS QUE POR CARECER DE ELLA NO PUEDEN RECONCILIARSE CON LA PATRIA.