En las navidades de 1941, unos voluntarios de la División Azul demostraron al mundo entero lo que significa España. Y lo hicieron en las heladas orillas del río Voljov, en la batalla del Possad.
Los falangistas no nos olvidamos del ejemplo de nuestros mejores que cruzaron Europa para llevar la luz del Sol a un mundo sombrío. Descubre su epopeya:
Possad era un enorme bosque situado a 12 kilómetros de distancia entre el Río Voljov y el Monasterio de Otensky, donde el 8 de Noviembre de 1941 tomaron posiciones los voluntarios de la División Azul para repeler la contraofensiva del Ejército Rojo desencadenada el 8 de Noviembre y que fue precedida por bombardeos de artillería y aviación. Rodeados por todas partes, los divisionarios españoles resistieron con tenacidad.
Especialmente heroica fue la oposición presentada por la 1ª Compañía del 269º Regimiento de Infantería compuesto por estudiantes universitarios madrileños del SEU, la cual, de no haber sido relevada por tropas alemanas el 17 de Noviembre, hubiese terminado siendo destruida tras haber sobrevivido únicamente 187 hombres, entre ellos el famoso poeta español Dionisio Ridruejo Jiménez que ganó la Cruz de Hierro.
Al producirse la contraofensiva del Ejército Rojo durante la Batalla de Moscú el 7 de Diciembre de 1941, la División Azul se replegó al margen oriental del Río Voljov para pasar el invierno. Hasta ese momento los españoles habían encajado 368 bajas entre 109 muertos y 259 heridos. El propio general Agustín Múñoz Grandes, sabiendo de las dificultades, ordenó a sus hombres: “Clavados al terreno, ni un paso atrás”. Y así lo hicieron impidiendo avanzar ni un sólo metro a los soviéticos que infructuosamente intentaron apoderarse del la línea hispana situada entre Udarnik y Gorka.
La “Posición Intermedia” a cargo del Alferez Rubio Moscoso, se encargaba del sector comprendido entre Chutiny y la “Posición Alcázar”. Inesperadamente, el 25 de Diciembre, el Ejército Rojo se apoderó de este área haciendo algunos prisioneros españoles, a los cuales las tropas soviéticas asesinaron y clavaron con picos sus cadáveres al suelo helado.
Por supuesto, cuando la noche del 26 al 27 de Diciembre un grupo de divisionarios procedentes de Udarnik contraatacó y recuperó la “Posición Intermedia”; y ante el horror que les produjo ver a sus compañeros caídos, se juramentaron defender la posición como sólo lo saben defender los españoles. Con el recuerdo de sus compañeros y a sabiendas que no podían dejarse capturar, rechazaron todos los asaltos enemigos. El ejército soviético se retiró derrotado después de perder a más de mil hombres.
Los divisionarios lucharon con una bravura que asombró al resto de países -aliados o enemigos-. Muchos murieron regando de honor con su sangre esas lejanas tierras. Frente a la cobardía de lo políticamente correcto y el silencio oficial, los falangistas les recordamos pero que muy orgullosos y jamás vamos a renegar de ellos. Sin duda representaron a nuestra Patria mucho mejor de lo que lo hacen las actuales fuerzas armadas que actúan como mamporreros de yanquis y sionistas.
Caídos de la División Azul ¡PRESENTES!