102 páginas
20 x 13,5 cm.
págs. interiores con fotografías
Ediciones Nueva República
Barcelona, 2006
Cubierta a todo color, con solapas y plastificada brillo
Sobre el terreno vivió las claves del conflicto. Comprendió el sentido de la lucha. Vibró al unísono con sus Cristeros. Consoló a los padres de los mártires, que lloraban de dolor y alegría simultáneamente. Arengó a los combatientes. Sintió, en sus entrañas, la agonía del catolicismo y su estrangulamiento por unos dirigentes marxistas que no habían previsto en su tosca crueldad la energía del Evangelio.
También observó de cerca a los revolucionarios marxistas y pudo estudiar sobre el terreno, su fracaso social y agrario.
Visitó las escuelas con los crucifijos profanados, giró visitas a las cárceles y prisiones, para analizar en directo el sistema penitenciario, asistió a orgías y mítines convocados por los nuevos tiranos de la situación revolucionaria.
Tal fue su intensa actividad que recopiló papeles y documentos que, en bruto, pesaban 72 kilogramos. Era el material que traería para Bélgica como prueba evidente de lo que había sucedido, que personalmente pudo contemplar y que estaba ocurriendo en Méjico.