Estos días muchas han sido las voces pronunciadas por los que sentimos España que han calificado al gobierno de Rajoy de torpe, cobarde e incapaz de defender nuestra integridad territorial.
Craso error al que nos quiere llevar el sistema y en el que no podemos caer elección tras elección. El Partido Popular es una gran empresa con asesores de primer nivel y medios económicos y políticos lo suficientemente importantes como para descartar que sus “errores” sean involuntarios y fruto de su torpeza: Si el partido de la corrupción actúa así es porque ese es el papel que tiene y quiere ejercer.
Los que manejan el mundo siguen con su plan de acabar con España y para ello tienen a su disposición a diferentes actores y entre ellos el miserable PP. La estrategia para manipularnos no es nada novedosa: Se nos presentan varias opciones que parecen contrapuestas entre las que la gente puede elegir pero en verdad todas defienden lo mismo. En este caso las dos opciones son los separatistas y los constitucionalistas. De los separatistas nada que decir pues a nadie engañan, pero sí es necesario descubrir a los constitucionalistas.
Estos quieren reducir España a una norma jurídica sin historia, sin Fe, basada en la voluntad popular (que ellos manipulan) y por la que no merece más compromiso con ella que la de depositar papeletas en urnas cuando así nos convoquen. Si España fuera eso, no valdría nada y poco importaría que se desquebrajara. Y si además asociamos España con una organización corrupta e inmoral como la que lidera “M punto Rajoy” pues apaga y vámonos.
Por aquí nos quieren conducir y no pocos ya asumen ese camino. Lo veréis estos días cuando habléis de política en las celebraciones familiares: Que si sólo quieren votar, que si la democracia, que si se quieren ir que se vayan… Frases que sólo se explican si España no es nada y no tiene ningún valor trascendente.
Seguimos cayendo en la trampa y así nos va. Pero los hechos son incontestables y la verdad es verdad aunque sólo la digamos los falangistas. Vayamos pues a los hechos y pensemos que estrategia idearía un separatista catalán si estuviera al frente del gobierno de España ante el inesperada respuesta de millones de catalanes que salieron a las calles en defensa de España:
- Ponerse al frente de las manifestaciones y los discursos para reducir España a una constitución (origen de la metástasis separatista) y al interés económico de pertenecer a la UE.
- Silenciar o deformar a las formaciones políticas que no están en este juego para impedir su crecimiento.
- Imágenes de policías no catalanes aporreando a gente por querer votar, pero incapaces de impedir la votación.
- Intervención formal del gobierno autonómico pero sin ninguna medida real (ni en medios, ni en educación, ni en policía,…)
- Encarcelamiento de los líderes políticos y sociales separatistas.
- Permitir descaradamente la huída de los otros a Bélgica para que sigan con su campaña publicitaria.
- Hasta la anécdota del traslado de las obras de arte sacro de Sijena antes del 21D.
- Y con todo esto, elecciones inmediatas que, pese a que no sean mayoría de votantes, sí obtengan la mayoría de escaños.
Así se desactiva esa rebelión por España que pocos se esperaban y se refuerza el discurso victimista del que bebe el separatismo. Todo para romper España sin que nadie se oponga, donde ya todos digan “pues si así lo quieren pues habrá que aceptarlo” y se abandone no sólo a la mayoría de catalanes, sino que se abandone, y eso es lo más grave, a la Verdad para rendirnos ante la mentira.
Pues todo esto que ha sucedido, ni lo han decidido ni lo han ejecutado los separatistas. Los responsables han sido Rajoy y compañía, los que juegan el papel de defensores de España y al que los millones de españoles que todavía sienten España creen que son los “suyos”.
Si a alguien se le ocurren otras medidas que favorezcan al separatismo al mismo tiempo que desactiven a los que defienden España, pues ese sí que será más inteligente que los que nos dirigen, pero probablemente y por desgracia las verá aplicándose en los próximos meses.
Parece que poco o nada se puede oponer al rodillo del pensamiento inducido por los que nos manejan. Pero quién sabe; Hace unos pocos meses nadie esperaba a millones de catalanes en las calles defendiendo España; pero en su interior residía un poso irrenunciable de españolidad. Esperemos que en el próximo desafío vuelva a resurgir de las mismas entrañas de los hijos de España, que ni tan siquiera piensan que lo tienen, el genio y la bravura de España.
Nos vemos en la obligación de evitar el suicidio de España, y si eso hay que hacerlo, como así parece, por encima del Estado y sus estructuras de poder pues que así sea.