Por segunda vez en la historia, los traidores separatistas catalanes, se han sentado frente a un Tribunal para, en principio, «rendir cuentas» de su actitud golpista. En la ocasión anterior, alguno de ellos fue condenado a muerte y otros a prisiones que sumaban varios centenares de años. Penas que no cumplieron, por supuesto, porque el gobierno del Frente Popular, en el año 1936, les indultó para que siguieran gobernando desde la ruptura y el enfrentamiento. Además, de provocar el asesinato de miles de catalanes, por el hecho de ser y sentirse españoles. Esta es la historia del separatismo catalán y de sus «socios» comunistas y socialistas.

Algo que de nuevo está sucediendo, ayer y hoy mismo, donde el golpe de estado propiciado desde la Generalidad de Cataluña sigue consumándose, ante la inacción del gobierno de Pedro Sánchez y sus socios comunistas y terroristas. Lógico. Todo ellos apoyan lo mismo. La ruptura de la Unidad Nacional para implantar diecisiete repúblicas bananeras en España, donde los «ciudadanos» vivan «marcando el paso» como en la Venezuela de Maduro o en la Cuba de los Castro. Y mientras, a los patriotas que acudimos a protestar ante el Tribunal Supremo se nos trata como delincuentes, se nos identifica, se nos multa, nos prohíben nuestro derecho legítimo de circulación y de expresión,… y todo para tratar de impedir que les digamos a la cara a las ratas que se sientan en el banquillo, que los que se atrevan a desafiar a ESPAÑA y su irrenunciable e indiscutible Unidad, deben terminar en el paredón, previo paso, eso sí, por el «banquillo».

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